Estilos de crianza

La familia es el primer ambiente social donde el niño se desarrolla, ahí es de donde necesita recibir y experimentar experiencias socio-afectivas positivas que le permitan interiorizar pautas de comportamiento adecuadas, las cuales le facilitarán la adaptación a otros sistemas como el escolar y el social. Estas pautas de comportamiento son dadas por la crianza que cada padre de familia decide adoptar en el hogar, las cuales orientan, guían y modelan el desarrollo afectivo, psicológico y social de los niños y a través de estos se transmiten valores sociales y normas. De acuerdo a Diana Baumrind (1971) los estilos de crianza se describen y clasifican en función del nivel de afecto ( frialdad o calidez) y del nivel de control (exigencia o permisividad) que brinden los padres a sus hijos(as) y como estos moldean y estructuran el comportamiento de los menores en diferentes contextos.

Estilo autoritario

Estilos de crianza:   

  • Establecen reglas inflexibles
  • Utilizan juicios con ausencia de afecto hacia el menor
  • Establecen normas sin consensuar Utilizan castigos severos y poco razonables
  • Poca y pobre comunicación con los niños(as)
  • Disciplina basada en la afirmación del poder

Consecuencia en los hijos:

  • Obedecer por temor
  • Crecen con rencor
  • Dificultad para tomar decisiones
  • Falta de confianza en sí mismos (Baja autoestima)
  • Presencia de caracteres sumisos o rebeldes
  • Dificultad para expresar emociones
  • Necesidad de otros (dependencia)
  • Posiblemente dificultad en el desarrollo del lenguaje (Tartamudeo)

Estilo democrático

Estilos de crianza:

  • Adecuan responsabilidades a los niños(as) según la edad
  • Son cálidos pero firmes a la hora de implementar reglas
  • Ponen límites claros y enseñan consecuencias
  • Fomentan comunicación y escucha
  • Establecen normas y reglas en consenso Fomentan la iniciativa

Consecuencia en los hijos:

  • Respetan figuras de autoridad
  • Son conscientes de sus responsabilidades
  • Confrontan sin agresividad
  • Generan autoconfianza
  • Son curiosos y asertivos
  • Prueban límites midiendo consecuencias
  • Tienen capacidad de tomar decisiones

Estilo negligente o indiferente

Estilos de crianza:  

  • Presentan mayor atención en sus necesidades que en las del niño(a)
  • Ausencia de límites o castigos severos sin explicación
  • Poca afectividad (Distantes y fríos)
  • Escasa o ausencia presencia y educación
  • No ven la crianza como intencional

Consecuencia en los hijos:

  • Baja autoestima
  • Posibilidad de rompimiento de reglas sociales en la adultez
  • Dificultades para establecer empatía
  • Dificultades para reconocer consecuencias
  • Vulnerables psicológicamente a conflictos emocionales.

Estilo permisivo

Estilos de crianza:

  • Presentan alto grado de afecto que se relaciona con ausencia de control y exigencias.
  • Los intereses de los niños dirigen la relación (Los padres se adaptan a las exigencias del menor) .
  • No hay presencia de castigos o consecuencias frente a sus actos.
  • No hay límites El rol de autoridad está distorsionado entre el padre y el hijo (Manda el hijo).

Consecuencia en los hijos:

  • Baja tolerancia a la frustración
  • Baja autoestima No conocen límites (Indisciplinados)
  • No son conscientes de sus capacidades
  • Faltan al respeto a pares u otras figuras de autoridad
  • Manipulan para obtener deseos
  • Presentan dificultades de autocontrol
  • Son poco persistentes en la realización de las tareas.

La mejor manera para criar hijos felices, autónomos , tolerantes ante la frustración y con capacidad de manejar sus emociones es:

  • Involucrarlos en las decisiones que se toman
  • Permitirles cumplir responsabilidades y ayudas en casa de acuerdo a su edad Ser un ejemplo
  • Dialogar, no imponer
  • Poner reglas claras y explicar la consecuencia de romperlas
  • Dar para cumplir una tarea a la vez
  • Escuchar y preguntar
  • Reforzar y elogiar actos positivos
  • Tener una vida balanceada entre lo que quieren y lo que necesitan
  • Brindar espacios familiares para compartir  

Escrito por: maría Camila Papagayo Psicóloga del jardín

Deja un comentario