Si bien es cierto que las nuevas tecnologías brindan oportunidades para que los niños aprendan y puedan divertirse, a su vez poseen riesgos y peligros. Como padres y madres de familia, debemos conocer que no se puede tener control absoluto sobre los diferentes contenidos que maneja la web, sin embargo si podemos ser guías en el uso adecuado de la misma para con nuestros hijos e hijas.
Es deber de los adultos guiar a sus hijos/as frente al uso de la tecnología, tanto a nivel de contenidos (qué están viendo los niños/as en las pantallas), como a nivel de funciones (con que fin se están utilizando los dispositivos electrónicos). Esto, con el fin de que la tecnología no puede cumplir sistemáticamente la función de entretener el tiempo que los niños y niñas deseen, así como tampoco permitimos que se alimenten únicamente de golosinas, ni que se acuesten a hora que ellos indiquen. Lo anterior es en base a que mientras el niño está frente a la pantalla deja de realizar diversas actividades fundamentales para su desarrollo, como lo son: la exploración de espacios, el juego libre, la relación con otros niños y niñas, el contacto con la naturaleza, los tiempos de espera e incluso el aburrimiento.
Por otro lado, es necesario aclarar que desde pequeños, los niños y niñas deben potenciar la calidad del vínculo con sus padres, cuidadores y adultos responsables a su cargo, posibilitando así el diálogo fluido y abierto con disponibilidad para escucharlos cuando sientan la necesidad de preguntar o contar algo. Este es un aspecto fundamental para desarrollar pautas de comunicación y confianza adecuadas entre adultos y niños, con el fin de que estos últimos soliciten ayuda al enfrentarse a algún tipo de riesgo en el contenido que se esté proyectando en sus pantallas.
Para que un niño y/o niña adquiera las destrezas necesarias para navegar de forma segura, los adultos deben enseñarles sobre diferentes aspectos según la etapa de vida en la que se encuentren. Existen tres etapas distintas: primera infancia (0 a 6 años), edad escolar (6 a 12) y adolescencia (12 a 18).
Para los niños y niñas de 0 a 6 años:
En estas edades los niños y niñas no deberían usar la tecnología sin supervisión ya que por ejemplo, si niño o niña busca en internet el dibujo de su personaje preferido (alejado de un adulto responsable), está expuesto a riesgos como: encontrarse con imágenes de contenido inadecuado para su edad y lamentablemente aún no existen políticas de seguridad efectivas que cuiden a los niños y niñas en internet.
Adicional a lo anterior, para que niños y niñas logren controlar el uso de la tecnología necesitan que ciertas áreas del cerebro están desarrolladas, situación que en esta franja etaria (0-6 años) no se ha completado. Antes de los 6 años les cuesta mucho autorregular la cantidad de tecnología que consumen, como así mismo les cuesta controlar cuántas golosinas comen. Dicho esto, no significa que los niños y niñas tengan una conducta adictiva, quiere decir que todavía no pueden frenar sus gusto por determinadas cosas ya que no tienen la capacidad biológica o psicológica para hacerlo.
La pandemia ocasionada por la condición sanitaria que atrajo el covid-19 deja en evidencia que a la tecnología y el internet no se les puede dar atribuciones de buenos o malos. Lo correcto sería preguntarse si se están utilizando con fines establecidos adecuadamente, es decir, cuando un niño o niña de 4 años está en un parque jugando con otros niños, no necesita de un teléfono para vincularse con otros (porque la realidad se lo está ofreciendo), sin embargo cuando el contexto cambia y el niño o niña se queda en su casa por situación de confinamiento, es ahí donde una videollamada a través de la tablet o teléfono.
Recomendaciones para niños entre los 0 y 6 años
• Entre los 0 y 6 años de edad la tecnología utilizada en exceso, no brinda ninguna
ventaja adicional al desarrollo de niños y niñas. Por el contrario, su uso compite con
experiencias que son útiles y enriquecedoras para el crecimiento las cuales se dan en
los momentos en que él niño no se encuentra frente a una pantalla.
• Incluso en situaciones difíciles como el confinamiento, en la medida de las
posibilidades, es preferible entretenerlos y estimularlos en contextos reales y
naturales ya que así tendrán un mejor desarrollo de las áreas de su cerebro
vinculadas a la regulación, autocontrol, autonomía y creatividad.
• De optar por el uso de pantallas, este tiene que estar regulado por el adulto, es decir
se deben establecer horarios, rutinas y orden (por ejemplo momento concreto en el
día: después de hacer los deberes o antes de cenar) para el uso los dispositivos.
tecnológicos.
• Dichas rutinas, se pueden realizar en compañía de los niños y niñas, con el fin de
llegar a acuerdos de convivencia frente al uso de las tecnologías. Esto posibilitará que
los niños desarrollen saludablemente su capacidad de mediación, tolerancia y
resolución de conflictos debido a dicho acompañamiento responsable de sus adultos
cuidadores.
• Es importante que los adultos seleccionen el contenido de las pantallas y controlen el
acceso a la web mediante el uso de diferentes herramientas como: búsqueda segura,
controles parentales, configuración de privacidad y la actualización periódica de los
programas y antivirus. Esto con el fin de mitigar los riesgos en línea.
• Si por alguna razón el niño o la niña queda solo frente a la pantalla, se le debe
enseñar que, si algo le asusta, no le gusta o le incomoda, pida ayuda. Se puede
proteger a un niño o niña de los riesgos de internet si los conoce y los manifiesta.
Por eso es importante trabajar en el desarrollo de la confianza entre niños y adultos
para así fortalecer el vínculo y facilitar la verbalización de dichas situaciones.
• Cuando se límite a niños y niñas sobre uso de las pantallas, no lo van a aceptar
fácilmente, por el contrario, se van a frustrar porque en la pantalla está todo lo que les
gusta y es probable que la activación emocional se manifieste con un berrinche o pataleta.
Se debe mantener la calma, comprender la emoción del niño y mantenerse firme en la decisión
que se acaba de imponer. Si se mantiene el límite con amabilidad y firmeza, los niños
entenderán que ese límite no es móvil y encontrarán otra forma de entretenerse.
Escrito por: Angie González – Psicóloga Jardín Infantil Hansel y Gretel
Fuente: Pantallas en casa (UNICEF)